Evidencias sanitarias BICI=SALUD

En un reciente artículo científico publicado en la prestigiosa revista científica “The Lancet” se presentan los resultados de un trabajo de investigación desarrollado con la colaboración de varios centros de investigación de alto nivel en Europa (Francia UK y Suecia). En éste se ha abordado la estimación de los beneficios que la actividad ciclista tiene sobre la salud.

El estudio se centra en el impacto de los pequeños desplazamientos ciclistas (<5 km) en Francia, donde tales desplazamientos suponen el 3% del total, a través del impacto sobre un número pequeño de afecciones a la salud, como son, cáncer de mama, de colon, diabetes tipo 2, demencia y dolencias cardiovasculares. Es por tanto una valoración parcial ya que potenciales efectos sobre otras dolencias no se analizan.

El estudio recoge las evidencias presentes comparando la incidencia de dichas enfermedades en grupos homogéneos de potenciales afectados, distinguiendo entre ciclistas y no ciclistas. A continuación, observando las estadísticas de mortalidad de los afectados, el coste de los tratamientos y las perspectivas de cronificación se estiman y ajustan las diferencias entre los costes experimentados por los afectados en ambos grupos concluyendo con el cálculo de los ahorros y mejoras observadas. Asimismo se estiman los beneficios esperables ante una expansión de los usos ciclistas analizados en un 25%. Los resultados son muy prometedores.

En primer lugar observamos cómo se ve afectada la prevalencia de las enfermedades descritas.

Para entender estos resultados hemos de recordar que Francia tiene una población de 68 millones de habitantes. Con ello los datos agregados podrían no parecer tan relevantes. Decir que el ciclismo (recordemos el 3% que suponen los pequeños recorridos) en la actualidad previene 1919 muertes adelantadas ahorrando unos 200 millones de euros anuales en gastos médicos y generando unos beneficios intangibles (incluyendo las mejoras vitales) de 3,732 millones de euros no parecen cifras astronómicas: 56 euros por habitante y año. Sin embargo, si recordamos que se trata de mejoras percibidas por el 5% de la población que usa la bici unos, 3.5 millones de personas la cifra cambia llegando al entorno de los 1,000 euros por persona y año.

Tratando de aclarar la escala del problema, si tenemos en cuenta que en Francia se diagnostican unos 58,000 casos de cáncer de mama al año, las cifras empiezan a entenderse mejor. Si el 5% de las mujeres fueran ciclistas, cabría esperar entre ellas 2900 casos nuevos (y es una estimación burda), que se verían reducidos, siempre según el estudio, en unos 254, es decir un 9%. No es este el lugar para análisis epidemiológicos detallados, ni nosotros los especialistas adecuados, pero los números apuntan a que la contribución no es trivial. En conjunto, las mejoras mas relevantes son las obtenidas por reducción de diabetes y accidentes cardiovasculares.

Asimismo, una vez realizada la monetización de los beneficios y la estimación de los costes tenemos de nuevo resultados muy interesantes:

De nuevo los datos agregados nos marean un poco, pero veámoslos con mas detalle. Seguimos con nuestros 3.4 millones de ciclistas que hacen cada uno 1365 km/año de media (4 viajes de 5 km a la semana). No parece un esfuerzo brutal. Pues bien, como resultado hay 1919 muertes anuales menos. De nuevo no parece mucho, pero con una tasa de mortalidad de 9.2 por millar los 31,100 muertos esperados al año en ese grupo se reducen en un 6%. Una probabilidad mucho mejor que la de la lotería. Algo parecido pasa con los 5,963 enfermos crónicos anuales mejorados.

Un capitulo aparte se observa en la mejora de los DALYS, (Años de vida ganados ajustados por la minusvalía). Se trata de medir las mejoras de vida conseguidas ponderadas por la calidad de vida. Así, alargar un año la vida de una persona con minusvalía del 50% pesa la mitad que lo obtenido al alargar la misma cuantía a una persona sin minusvalía. Pues bien, con esa minoración, cada año se “sortean” 35,135 años de vida entre nuestros hipotéticos 3.4 millones de ciclistas. (!15,000 veces mas probable que una primitiva¡)

Respecto de los beneficios monetizados intangibles, nos encontramos de nuevo con cifras elevadas. 4,75 mil millones de euros ahorrados al año mejorando las condiciones de vida no parecen triviales, incluso aunque entendamos que se trata de una métrica monetaria homogénea y no un incremento de la renta monetaria. Pensar en un ratio de 1-1.25 euros ganados en salud por km recorrido es un dato de difícil digestión, pero en todo caso muy significativo.

Por otro lado nos llena de optimismo pensar que estas cifras no pueden sino aumentar. Si observamos a una cohorte de personas que usan habitualmente la bicicleta tendremos claro los km que recorren, pero parte de los beneficios aparecerán en el futuro, y aunque sin duda aparecerán beneficios en nuestro estudio presente, serán realmente mucho mayores. Además, no podemos olvidar que la continuidad esperable en las rutinas ciclistas hará llegar a edades avanzadas a ciclistas con mayor bagaje de ejercicio ciclista a sus espaldas, mejorando sus ahorros proporcionalmente según la tendencia observada. Pero además, al tratarse de fenómenos acumulativo sus beneficios crecerán presumiblemente de forma mas que proporcional, (nunca hubo tantos ciclistas de edad en la muestra).

La influencia sobre nuevas enfermedades, la mejora en las estimaciones sobre el bienestar ganado por los usuarios y el mejor conocimiento sobre los costes evitados, no harán mas que mejorar estos resultados en otros estudios. Dejemos aparte el salvavidas que representa para nuestros maltrechos presupuestos sanitarios, y los beneficios obtenidos por los destinatarios de dichos ahorros. O los impactos positivos de la reducción de emisiones de CO2. Tenemos tiempo para seguir sumando efectos positivos.

Bien, visto todo esto, creo que nuestros técnicos y gestores públicos no deberían ya tener mas dudas, la movilidad ciclista es una de las políticas de salud pública más decisivas, más eficientes y más baratas. Y no asumir esas políticas tiene un efecto directo sobre nuestra salud. No es de recibo ignorar estos hechos en los debates públicos y seguir tratando al ciudadano como menor de edad.

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