En el canal de youtube de Chris Nolte, fundador de Propel, una empresa de venta de ebikes sita en Nueva York, Delaware y California, se acaba de publicar un video que nos ha dado mucho que pensar. Os dejamos aquí el link y os comentamos lo que nos ha llamado la atención
La empresa Propel se ha especializado en la venta de bicicletas eléctricas de calidad, cubriendo las necesidades de movilidad en los entornos urbanos y turísticos. Son un referente de calidad y distribuyen las novedades últimas en bicicletas urbanas, de trekking (excursionismo, vamos), de carga, de movilidad con niños, junto con todos los equipos de seguridad y protección necesarios en entornos tan peculiares como NY.
La historia comienza cuando la empresa recién establecida hace unos años recibe una multa de 25,000 dólares por la venta de vehículos motorizados no autorizados por parte de las autoridades de la ciudad de NY. Cuenta el fundador de Propel que tras unas negociaciones con la Alcaldía consiguió reducir la sanción a 7,000 dólares (millón de las antiguas pesetas oiga). Es interesante como podemos encontrar el conservadurismo mas reaccionario sobre la bici en La Gran Manzana. Autoridades poniendo freno a la innovación, y no en la España carca. Pues bien Chris Nolte decide en ese momento forzar una actuación judicial, es USA y allí la aplicación reglamentaria es cuestión también judicial, y consigue una sentencia que, actuando como precedente, establece que las bicicletas son equipos de pedaleo asistido, que no se activan per-se si no que reaccionan al esfuerzo humano y consigue abrir el mercado de e-bikes. Curiosa forma de legislar, pero al fin y a la postre efectiva.
En la actualidad, la empresa detecta que se enfrenta a dos barreras que le limitan el éxito, por un lado la proliferación de bicicletas eléctricas muy baratas, con componentes de baja calidad, en concreto con baterías no conformes a normas, que acceden al mercado a través del internet y con las que es muy difícil competir en precio. Por otro lado, las experiencias de incendios provocados por la carga doméstica de baterías en todo el mundo han encendido las alarmas, y han provocado la reacción de los propietarios de apartamentos, que en su condición de “Comunidades de Vecinos” han generalizado la prohibición de acceso a los edificios de e-bikes y patinetes.
El debate es interesante y actual para nosotros. Las Comunidades de Vecinos y los administradores están ostentando poderes crecientes en nuestra sociedad y es siempre interesante estar preparado para la defensa de los derechos individuales. Pero además es interesante comprobar como los promotores de las e-bikes se ven obligados a luchar por abolir las barreras de mercado.
Hay varias cuestiones a considerar, por un lado los propietarios o comunidades de vecinos no están facultados para decidir sobre la forma de movilidad individual, y deben o facilitar el uso de montacargas para subir las bicis a apartamentos, o proporcionar espacios seguros para su guarda.
Por otro lado, la prohibición de uso de baterías en domicilios deriva de la dejación de las administraciones en proteger al consumidor, lo que la empresa demanda es que se persiga la tenencia, operación y venta de baterías no certificadas o que no cumplan la normativa frente a incendios. Obviamente se trata de revertir la barrera del mercado que impide vender productos seguros y de calidad por ser excesivamente caros, y transformarlos en una barrera para impedir la entrada de productos que no cumplen ni la normativa de circulación, potencias máximas etc… ni las normativas anti incendios.
Pero lo mas interesante, la empresa ha tomado la iniciativa legislativa, y con el apoyo de la comunidad ciclista va a lanzar una demanda judicial para conseguir un pronunciamiento en tal sentido (lawsuit). Si todo sale como planean, crearán un precedente judicial que subsanará los problemas creados por la inoperancia del legislativo,(de USA) bloqueado por algunos legisladores que, en defensa de los lobbies industriales que les apoyan, tratan de evitar las regulaciones sobre productos.
Muy interesante el qué, el por qué y el cómo.
