Vías ciclistas y Cambio climático

El análisis de las exigencias que el cambio climático supondrá para nuestra sociedad se está convirtiendo en una pregunta reiterada en todos los campos de nuestra sociedad. Por tanto, hemos pensado que resultaría interesante reflexionar sobre como el mundo de la bici se se podría ver afectado por este problema. Es un problema de actualidad al inicio del verano, y nos resulta de gran interés reflexionar al respecto en una región como Cantabria.

La primera interacción se deriva del papel del uso de la bici al servicio de la descarbonización de la sociedad, lo que en el mundo del cambio climático denominamos habitualmente Mitigación. La necesidad de recurrir a modos de transporte sostenible adquiere una importancia creciente y presumiblemente ésto derivará un aumento del uso de la bici.

El fenómeno deriva no tanto de su efecto inmediato, como del fortalecimiento de la percepción social de su importancia. La sociedad que percibe los efectos climáticos, será cada vez mas exigente.

Esta situación se hará patente especialmente en el medio urbano donde la sustitución del tráfico automóvil por tráfico ciclista se hace necesaria además por la necesidad de limitar los efectos locales de contaminación asociados a las ZBE y donde el volumen de CO2 omitido será mucho mayor.

En el medio rural, la reducción de emisiones, aunque tiene el mismo impacto por km recorrido, se ve reforzada por la reducción del impacto ambiental localizado de los recorridos en el medio natural.

El segundo efecto de interés deriva del incremento de las temperatura ambiental y la frecuencia e intensidad de los golpes de calor. Estos fenómenos supondrán presumiblemente una exigencia de cambio en el diseño de las vías incorporando de forma generalizada la presencia de masas arbóreas en el entorno, la necesidad de ofrecer espacios protegidos del sol y la necesidad creciente de disponibilidad de puntos de hidratación.

Asimismo, se hará necesario contar con sistemas de clasificación de las vías según su exposición a dicho fenómenos. Del mismo modo, se hará necesario contar con sistemas de gestión de tráfico que controlen la utilización en momentos de excesivo calor, y emitan recomendaciones para grupos de riesgo. Además esta situación se presentará de forma diferenciada entre regiones, cambiando así la ciclabilidad de las distintas regiones y la competencia entre ellas, y las ventanas de utilización de cada vía. Con ello la rentabilidad de las inversiones en infraestructuras existente se desviará de lo esperado, y las nuevas infraestructuras pueden verse restringidas.

Un tercer efecto que puede afectar a las vías ciclistas deriva del agravamiento de los efectos meteorológicos extremos, subida del nivel del mar, vientos, inundaciones, oleaje, erosión o incendios. Estos fenómenos generarán de forma creciente interrupciones de uso, requiriendo monitorización y control para su gestión. Pero asimismo, las vías ciclistas se verán enfrentadas a riesgos crecientes de destrucción.

La localización de las vías en zonas costeras, riberas de los ríos o zonas boscosas, les deja en una situación de exposición creciente que puede derivar en su destrucción. En esta situación se requerirán nuevos diseños, localizaciones y tipologías más robustas que eventualmente cambiarán la morfología de la red.

Un cuarto problema derivado del cambio climático deriva de la introducción de especies invasoras. Este fenómeno se produce al cambiar las condiciones ambientales y dejar a las especies existentes en situación de fragilidad, creándose así oportunidades para las especies emergentes. Cuando estas especies son agresivas para las personas, por la vía de las picaduras, mordeduras o alergias. La circulación de ciclistas por el medio natural se puede entonces convertir en más peligrosa y por tanto se harán necesarios nuevos equipos de cuidado y recuperación, se percibirán nuevas restricciones de uso para las personas. Por otro lado, la presencia del ciclista en el medio natural permitirá aumentar la concienciación y facilitará la justificación de las eventuales medidas de protección del medio.

Es decir, como conclusión:

  • Las vías serán distintas, mas robustas y mejor situadas
  • Contarán con medidas adicionales de protección.
  • Tendremos que restringir ocasionalmente el uso por impactos extremos.
  • Algunas zonas se verán mas afectadas que otras cambiando la competencia entre regiones.
  • Se implantarán nuevas clasificaciones y normativas así como sistemas de gestión y operación.
  • El equipamiento y la circulación ciclista cambiará presumiblemente.
  • Pero el impulso ciclista no se debilitará.
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