Mesa sobre cicloturismo en la UIMP

Estos días hemos participado en un encuentro en la UIMP sobre Urbanismo y Movilidad. El encuentro se celebró bajo los auspicios de Redbici y ha durado dos días. El segundo día se celebró una mesa redonda sobre cicloturismo que sabéis es un tema que nos es muy querido. Y como siempre en estos casos, nos hemos dejado llevar por nuestra afición a reflexionar y sacar conclusiones sobre lo que hemos aprendido, y hemos pensado en compartirlo. Quede claro que presentamos nuestras reflexiones, lo que nos ha hecho pensar el evento, y no tratamos de reproducir las intervenciones en detalle.

Sheila Ferrer, Directora de la Oficina de la Bicicleta, del Ministerio de Transportes hizo mucho hincapié en la importancia que desde el Ministerio se le da a esos factores necesarios para caracterizar el producto “Itnerarios Ciclistas de España”, calidad, promoción, servicios….. Arancha Hernandez Colorado, Gerente de Vías Verdes planteó en ese sentido el daño que nos hace como marca global la fragmentación de la oferta. Ahí recordábamos nosotros como la existencia tradicional de dos redes Vías Verdes y Caminos Naturales, la primera de vías ciclables y a segunda de vías y caminos de todo tipo, ha sido una distorsión en la percepción de nuestro sistema de vías cicloturistas. También se planteó por Arancha la necesidad de abordar como objetivo el mallado de la red con vías ciclistas o una mejora en la intermodalidad. Esas circunstancias han requerido la actuación del Ministerio a través de su influencia sobre el ferrocarril para mejorar la interacción con la bicicleta y la creación de un visor integrado, al estilo de France Vélo Tourisme que estructure el producto integrado para toda España.

La arquitecta Miriam Garallo, Jefa de Servicio de Planificación y Ordenación Territorial del Gobierno de Cantabria, hizo hincapié en la importancia de tener una planificación “viva” adaptada a las condiciones cambiantes y en la facilidad que representa poder insertar cada actuación en una planificación equilibrada y pensada a priori.

Fue una mesa estimulante y enriquecedora porque nos hizo visible por un momento el “Ciclo del proyecto”, una Administración Central que promueve itinerarios de interés general insertos en una visión global y donde el cicloturismo se entiende como un sector económico exportador de servicios. Un promotor como Vías Verdes que, manteniendo una visión nacional, “fracciona” la oferta activando a las comunidades locales e inventariando los recursos locales disponibles para lanzar proyectos con entidad. Y un ejecutor local como es el Gobierno Regional que plasma esos grandes itinerarios en tramos concretos, “encajándolos” en los instrumentos locales de actuación. Todos salimos con una idea más clara del mapa de agentes activos en el sector.

A lo largo de las intervenciones y del debate planteado con los asistentes fueron surgiendo ideas que hemos ido ordenando, formando así nuestra visión del mundo de las vías cicloturistas.

La primera idea que nos surge es nuestra vieja visión de que un carril bici cicloturista, campestre, de uso recreativo o como queramos llamarlo, es algo esencialmente distinto a un carril al servicio de la movilidad. Esta idea ya la hemos desarrollado en otras entradas con detalle, pero quedó muy clara en este caso. Los problemas de señalización, cruces, rotondas, etc. propios de las conexiones urbanas no son los propios de un carril destinado a excursiones con problemas de servicios al ciclista, desarrollo de actividades culturales, itinerarios y alojamiento. Los usuarios son distintos, locales o visitantes. Los motivos del viaje son diferentes, profesional, doméstico o de ocio. Pero sobre todo, un carril cicloturista es un medio para contar una historia, no son km de vía, son etapas en un camino del que salimos enriquecidos. Son dos redes distintas que, aunque pueden mantener cierto solape, no se definen con los mismos criterios.

También quedó muy claro, tanto en la mesa como en las visitas posteriores, la necesidad de dotar de una coherencia a las vías. Por un lado de coherencia interna, y por otro de coherencia y cohesión externa. La primera, porque un sujeto que accede a ella la reconoce como una unidad de recorrido y necesita mantener una homogeneidad en el marco de referencia y un hilo conductor, un “relato” que dicen ahora. Un cuadro no se concibe como un mosaico, y en ocasiones la concatenación de tramos individuales “nos escamotea” el esquema global.

Y la segunda exigencia es la interconexión de vías. Hay un factor que a menudo no consideramos. Aceptamos que una vía ciclista activa un corredor y la entendemos como tal, pero hemos de considerar también que una vía vale también por las conexiones que abre y las alternativas de uso que nos ofrece, y ese factor solo se observa a escala supramunicipal. Es por eso por lo que entendemos que la concentración de responsabilidades ciclistas en el municipio, válida para la promoción de la movilidad interna, es menos válida para la movilidad intermunicipal y el cicloturismo.

Otra idea interesante que flotaba en el ambiente es la necesidad de establecer criterios de calidad y creemos que también de normas de diseño técnico que normalicen el diseño no solo de las vías ciclables, sino de las cicloturistas que ya hemos dicho que vemos como algo específico. En éstas últimas, además de requerirse condiciones técnicas se ha de proporcionar un proyecto de explotación, económico y social para garantizar su éxito de uso y su sostenibilidad presupuestaria.

En este sentido, una conclusión que sacamos y que defendió directamente Arancha, es que ha llegado el momento de plantearse como objetivo estratégico el mallado de nuestra red cicloturista. Las actuaciones individuales han creado un valor que ha madurado y se multiplicará si conseguimos crear una red conexa. La red vale mas que la suma de las partes.

Una idea adicional que nos surgió es la necesidad de contar con una Estrategia Estatal y Regional de Cicloturismo. El encaje administrativo de las vías cicloturistas en los planes de movilidad lo vemos como una limitación. Ya hablamos al respecto de la necesidad de actualizar el planeamiento en una de nuestras entradas. Sentimos que el peso que damos a los objetivos de fomento de la movilidad diaria nos lleva a sacrificar el peso de los objetivos cicloturistas. Hay una cierta paradoja, la movilidad cotidiana, que es un objetivo a largo plazo que nos cuesta mucho alcanzar, se impone sobre el uso recreativo de las vías, que es mucho mas elástico y prometedor y de cuyo éxito se deriva sin duda un efecto expansivo en el uso cotidiano. Se recalcó reiteradamente que los proyectos de dinamización turística en entornos ciclistas son un elemento activador crítico para la economía local, pero no para la movilidad cotidiana, y a menudo se gestionan separadamente de las vías ciclistas y no se valoran en consecuencia sus efectos de realimentación cruzada.

Como siempre que se plantean actuaciones multinivel nos surgió el eterno debate sobre las actuaciones de interés general, de interés regional o de interés local. En ese marco se planteó por los asistentes la pregunta por antonomasia de todo debate cicloturista en Cantabria: ¡¡¡¡La Engaña!!!!.

Vaya por delante que es para nosotros los cántabros un proyecto muy simbólico y a menudo inconexo. Une al impacto de una infraestructura nunca utilizada el romanticismo ferroviario siempre vigente, y siempre irreal, y las propuestas de difícil encaje (automovilísticas por ejemplo). Es un proyecto con un motor limitado de potencia, pero con demasiados frenos activados, que son operados con demasiada alegría. Pero desde luego si hay un proyecto estructurador de las redes y activador del sector es éste. Recientemente el Gobierno Regional de Cantabria ha disparado un gran proyecto de dinamización turística que sirve de ejemplo de mutua alimentación con las Vías Cicloturistas.

Nos hizo ilusión saber por Sheila Ferrer que el proyecto de rehabilitación del Túnel no está aparcado y volvimos a soñar: Conectar con las Merindades, Camino Natural del Ebro, la red de carriles de Aragón, Ojos Negros…. Y a escala local, hemos oído rumores de enlazar Castro Urdiales con el Túnel de los Herreros y el Valle de Carranza, y poder continuar por la Vía Montes de Hierro, a 8 km de Balmaseda. Pues bien, si ya es difícil llegar a las Machorras sin encontrar una cuadrilla de avezados Bilbainos que están recorriendo el Valle de Mena, Espinosa de los Monteros y los Valles Pasiegos (por aquello de salir a dar una vuelta, oyes), el efecto tractor del Túnel para la demanda creemos que es muy relevante y poco considerado. Además, hemos de recordar que el periodo ciclable en Cantabria es especialmente largo dada nuestra climatología, y esa ventaja no debemos perderla. Evidentemente es un reto técnico, económico, y sobre todo operativo, pero ….

En fin fue un ejercicio de los que nos gustan, aprendizaje, comunicación y catarsis.

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