La Vía Transilvánica: Una lección desde Rumanía

De nuevo queríamos compartir con vosotros algo que nos ha emocionado. Ya sabéis que cuando uno se sienta delante de Youtube está a su merced y acabará viendo lo que le propone el gran hermano. Pues bien, estaba tomándome el primer café de la mañana y me encontré con un vídeo que me llamó la atención: “La Vía Transilvánica”, como os podéis imaginar, entramos a cañón.

La verdad, lo primero que nos llamó la atención fue el aviso sobre los osos. Pero algo nos dijo que ésto era un tesoro. Y efectivamente lo es. Nos hemos sentido abrumados por la claridad del enfoque y, por qué no decirlo, la calidad humana de sus creadores.

Se trata de un itinerario a través de la Rumanía rural , recorriendo el país de norte a Sur durante 1400 km, con alternativas ciclistas y peatonales. Un proyecto de una dimensión brutal. Veis que atraviesa unas zonas con unos nombres muy sugestivos y exóticos, Bucovina, Tierras altas, Terra Siculorum, Terra Saxonum, Terra Dacica, Terra Romana…. Esto apunta muy alto. link

Lo primero que hicimos fue buscar a sus promotores, una fundación rumana que es desconocida para nosotros. Se denomina Tasulea Social link. Entramos a investigar y nos fuimos convenciendo de que no se trataba de un anuncio turístico. Las declaraciones sobre el compromiso ambiental, social y cultural de la Fundación son verdaderamente emocionantes . Sobre todo nos llamó la atención la combinación de seis términos:

  • Voluntariado
  • Educación
  • Comunidad
  • Naturaleza
  • Deporte
  • Cultura

Vale diréis que me estoy poniendo místico, y que esto no tiene que ver con Ingebike. Veréis como sí, fijaos: “En una comunidad, la cultura no consiste sólo en apreciar una obra de arte, sino en cuidar los 4 metros cuadrados que te rodean, vivir limpiamente, respetar a los demás y, a veces, incluso decir «Hola». Cuidar el medio ambiente forma parte de nuestra cultura porque la naturaleza es lo que te da todo lo que necesitas para sobrevivir. En Tășuleasa Social, la cultura, el cuidado del medio ambiente y la implicación social no pueden separarse.”

En muchas ocasiones, vemos como el deterioro de nuestras Vías Ciclistas viene de los propios usuario, o incluso de los residentes que las ven como una intromisión y se regodean en mal-usarlas. Vemos como paisajes maravillosos son víctimas del mal gusto. Pues bien, la primera en la frente, la Vía Transilvánica se nutre de miles de voluntarios locales que cuidan cada uno de su tramo, con un sentimiento unitario. Bravo¡¡¡¡

Lo segundo que nos llamó la atención fue la naturalidad con la que han identificado y adaptado los elementos clave del modelo existente en otros países y nos han reforzado en la identificación del camino a seguir.

Por un lado han creado una marca única que se reconoce en todas partes. La T mayúscula color naranja, enmarcada en un círculo naranja sobre fondo blanco, como signo reconocible. ¿Os recuerda a la concha amarilla del Camino?, a nosotros desde luego. Pero también a la marca Vías Verdes o Caminos Naturales. Una marca única es un elemento fundamental. Un camino no son un millón de simples pasos aislados, es algo más.

Otra cosa que nos llamó la atención, es que han creado una credencial como la del peregrino para plantear un tracking que nos recuerde el proceso, no dará indulgencia plenaria, pero sí un recuerdo entrañable. Lo acaban de introducir también en el programa de Vías Verdes en España, por cierto.

Otra lección que nos han dado es, como ya os comentábamos, el voluntariado, miles de voluntarios actuando como “padres de un tramo”. Los padres de la carretera son responsables del mantenimiento de una serie de kilómetros, lo que significa: comprobar la ruta y la infraestructura, remarcar, sustituir postes de señalización VT rotos, ocuparse de la recuperación de la vegetación o de participar en diversas actividades que tienen lugar en Vía Transilvánica en las proximidades de los kilómetros adoptados. Pero el asunto va mas allá, si navegáis por la página veréis como hay “partners de construcción”. Unos contribuyen con 1-10 km, otros con 50 km, alguno llega a los 200 km, en total mas de un centenar de empresas que han contribuido a la construcción. Estamos investigando las diferencias y la relación entre los partners de construcción, como Decathlon por ejemplo, y los voluntarios locales, así como el compromiso de construcción adquirido y su evolución futura. Pero en todo caso nos parece escalofriante este nivel de apoyo social.

Llevamos tiempo pensando que un proyecto tan sugestivo como una vía verde (perdón a Adif por la licencia), es una oportunidad de que una constructora, una empresa financiera, o una compañía comercial aparezcan apadrinando un tramo, un punto de descanso o un servicio específico. Pero verlo hecho realidad nos ha hecho sentir mucha envidia.

Otra cuestión que nos ha encantado es la vocación de proyecto comunitario que se soporta sobre la vía. La vía tiene un propósito político, articulador del territorio rural, con el apoyo de la población local. Algunos de los textos que leemos nos han hecho pensar, y nos han resultado estimulantes:

Como proyecto Tășuleasa Social, la Vía Transilvánica es ante todo un proyecto social, porque tiene a la comunidad en su corazón. La gente de la vía es la gente que construyó esta ruta, que la está recorriendo y la recorrerá, la gente que ofrece hospitalidad a lo largo de la ruta y la gente que lleva las noticias de esta vía más allá del país y más allá de sus fronteras.”

El objetivo de Via Transilvánica es reinventar el turismo (especialmente el rural) en Rumanía, facilitar a los viajeros el acceso a las comunidades de la ruta y a sus historias, ayudándolas a desarrollarse de forma sostenible y responsable.

En una entrada anterior discutíamos sobre los beneficios de una vía verde, esta reflexión nos va a obligar a ampliar el análisis.

Pero no son solo palabras, cuestiones como el blog abierto a todos los participantes que así se integran en una gran comunidad de usuarios, el reconocimiento público a los que la han completado…. Todo ello nos ha hecho pensar que estamos ante algo grande, y desde luego 1400 km de recorrido seleccionado, preparado y balizado no se hacen individualmente. Impresiona su guía de viaje con versiones en Español, Inglés, Alemán o Húngaro, con 400 páginas de indicaciones para peatones o 60 para ciclistas. Nos han impresionado los planos, los consejos, la información detallada de los puntos de paso…. Y fijaos en su tienda virtual donde puedes comprar desde imanes de nevera o sudaderas hasta extractores de garrapatas, es una pasada

Y dejamos para el final algo que nos ha parecido sorprendente. En su página plantean como objetivo primordial que nadie se pierda en el camino, y desde luego van en serio. El camino está ejemplarmente señalizado, no solo con pintura y señales, sino con algo único.

La fundación, a través de sus talleres de cantería, ha atraído y formado a escultores locales, que se han dedicado a crear 1400 mojones de piedra esculpidos artesanalmente, con denominación individual, con un tamaño impresionante, localizados y fichados en el mapa, colocados de kilómetro en kilómetro, todos ellos distintos. Esta contribución supone un incentivo adicional, no solo al peregrino, porque no son otra cosa quienes los recorren, sino al sujeto local al que se le invita a poner en valor su espacio como participante en uno de los mayores museos al aire libre del mundo. Confieso que ésto no lo esperábamos al empezar a investigar. Nos sorprende lo certero del análisis que se manifiesta tras el proyecto.

Y para terminar una cita de su sitio web que de nuevo es una lección:

Via Transilvánica ha reunido los principales valores de la organización: voluntariado, cuidado de la naturaleza y comunidad. Así, se convirtió en el proyecto social más grandioso de Tășuleasa. «El camino que une» es ante todo un proyecto social, a través del cual comunidades enteras que estaban al borde de la extinción adquieren un nuevo significado y una posibilidad de desarrollo económico mediante un tipo de turismo realizado en paz y tranquilidad, en el que el actor principal, el excursionista, no necesita lujos, sino que se conforma con lo básico y sabe apreciar el valor de los productos locales, tiene respeto por el horario de trabajo de la gente de las comunidades, es curioso y servicial“.

No se si os suena, pero a nosotros sí. Fijaros como será, que casi se nos olvida decir que tiene unos paisajes increíbles. Por cierto, no hemos nombrado ni a políticos,… ni a Drácula…Je je je….

foto: Andrei Dascalescu
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