En bici por Torrelavega

Llego el gran día, 28 de septiembre: !a Torrelavega¡. De nuevo nuestro agradecimiento infinito al Servicio de Deportes que nos prestó un día más las bicicletas eléctricas que gestiona. Muchas gracias desde aquí, sentirnos respaldados desde la propia Universidad nos hace tener ganas de seguir.

En esta salida nos decidimos a romper las barreras y nos lanzamos a la aventura, contratamos una furgoneta y trasladamos las bicis al Campus de Torrelavega para poder empezar directamente desde allí.

Esta vez creo que no nos entendimos bien con los chicos de meteorología, contratamos una ventana de buen tiempo, pero no llegó a tiempo y la verdad nos asustamos. ¡¡Como llovía!!. Aquello era un diluvio. Creíamos que nos quedábamos solos. Pero nos llevamos la sorpresa de que allí se presentaron los avezados “ingebikers”. Tenemos pruebas: (obsérvese en el centro nuestra estrella invitada Esther González, Profesora de Urbanismo de la Escuela)

Estuvimos un rato esperando a que escampara y por supuesto, aprovechamos la ocasión para avanzar alguna de las cosas que queríamos contaros. Aprendimos que Torrelavega fue pionera en Cantabria en la incorporación de los carriles bici a la trama urbana. En el año 87 ya se dibujaron y en el 2005 se construyeron y resulta que ahora que tenemos normativas y recomendaciones, lo que recomiendan se parece mucho a lo que se hizo. Esther nos contó un montón de cosas sobre Torrelavega y lo fácil y seguro que es circular por el Boulevard Ronda, vamos, que nos convenció.

Lo comprobamos, pudimos comparar con otros carriles urbanos que hemos probado y nos daba envidia lo bien hechos que están y lo amable que es la gente. Bueno, igual les dábamos un poco de pena porque llovía a mala leche y allí estábamos nosotros cruzando rotondas empapados.

Recorrimos el Boulevard Ronda y después llegamos a La Viesca, que es un parque muy bonito, y atravesamos el rio por una pasarela de cadenas que tenía mucho encanto.

Aprovechamos para recomendaros algunas excursiones desde allí y os prometimos esta foto de la mina a cielo abierto. No subimos por el día que hacía pero, la verdad, nos quedamos con ganas.

En la parada de La Viesca, Esther nos habló de la Real Compañía Asturiana de Minas, y de lo que supuso para la comarca de Torrelavega, de cómo la ciudad es lo que es por la llegada de esa empresa y de cómo lo que pudo ser un efecto local fue uno de los motores de lo que hoy es Cantabria.

Aprendimos mucho y nos encantó ver cómo se ha convertido un espacio minero tan machacado en un paseo precioso.

Desde allí bajamos hacia la carretera nacional y el rio Saja. Por fin recorrimos una Vía Verde. Pedro nos contó lo que es realmente una Vía Verde, lo importantes que han sido las Vías Verdes para el desarrollo cicloturista y como el ferrocarril se ha convertido en el promotor de la transformación de vias de tren en ciclistas y nos ha nombrado herederos del patrimonio ferroviario a los ciclistas. La verdad nos hizo ilusión y nos gustó mucho el trazado.

Al llegar al rio la liamos gorda: Esther nos hablaba de las industrias de la Comarca. Nuestro amigo Javier Sánchez Haro, que se había apuntado a la excursión, se unió al club y empezó con sus estructuras, sus fuerzas, la magia de los esfuerzos, y aquello ya fue un no parar. Hablamos de las comunicaciones, de puentes romanos, de las nutrias, de las redes eléctricas y de las cuencas, claro; había dejado de llover y aprovechamos para soltar todo lo que teníamos en el tintero.

Después seguimos por el carril atravesando el Río y recorrimos el camino hasta llegar a la Ría del Besaya. Véanse los avezados ciclistas desparramados por la Vía Verde buscando asubio.

Allí se puso de nuevo a llover y como teníamos a Javier, nos metimos debajo de un puente que es lo que hacen los ingenieros en estos casos.

Hablamos un poco de todo, de las cuencas, de las especies invasoras,(veáse la foto) de la ocupación del suelo por las industrias y la ganadería, de lo importante que es el planeamiento para hacer bien las cosas, y de lo difícil que resulta que se valore esa actividad, de los saneamientos, y como había un puente cerca no pudimos sujetar a Javi. Que si los arcos, que si la flechas…uff, la de cosas que aprendimos. Pedro nos habló de la cuenca y de todos lo que le hemos hecho durante años, tomas de agua, vertidos, bitrasvase, ocupación de cauces para la agricultura… puff, pobre cuenca ¡y todavía nos habla!.

Conocimos de paso a la Fallopia Japónica una planta que llaman también Bambú Japonés, a la que le había gustado mucho el sitio, se quedó y está ocupando todo el espacio, y a la Baccaris Halimifolia, una amiga suya que vino a veranear y también se quedó. Resulta que son especies invasoras muy peligrosas, y nosotros pensando que todo lo verde es bueno. Impresiona ver como lo que nos parecía natural al principio necesita de tantos cuidados.

Reunimos valor y chubasqueros y seguimos hasta el cargadero de mineral junto al Puerto de Requejada y allí volvimos a ver infraestructuras portuarias, dragados, muros de cierre de marismas, protección de fincas, canalización del río, vertidos de las industrias depositados en las orillas, especies invasoras, usos turísticos modernos, restauración natural. Pedro y Esther nos contaron la historia de la depuradora de Vuelta Ostrera y nos hablaron de lo difícil que es hacer un planeamiento que incluya todas las exigencias normativas, y aunque no pudimos seguir porque el agua se puso seria, fue casi como si hubiéramos llegado a Suances, !la de cosas que cuentan estos chicos¡.

A la vuelta recorrimos nuevos carriles bici de Torrelavega, y vimos que los locales nos seguían tratando bien aunque ya hubiera dejado de llover. Paramos en tres sitios, en la Sniace, en La Lechera, y en la Mies de Vega. En Sniace hablamos de las posibilidades de reutilización del suelo industrial, en La Lechera aprendimos como las industrias hicieron el trabajo de zonificar y ordenar el espacio residencial para sus obreros antes incluso del planeamiento moderno, y en la Mies de Vega comprobamos lo difícil que resulta plasmar el planeamiento si no se consigue coordinar el esfuerzo de los sujetos privados. Atentos a los chubasqueros.

En Mies de Vega nos despedimos y nos citamos para la próxima edición de Ingebike y nos volvimos para la Escuela de Minas a recoger los bártulos. Allí unos se quedaron a comer y otros nos fuimos a secarnos a casa. La verdad nos fuimos muy contentos, conseguimos aprovechar un día complicado y quedamos satisfechos del deber cumplido.

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