Llegó el gran día , ¿Qué os voy a contar?, ¿Saldrá el sol?, ¿Vendrán todos?, ¿Habrán cargado las bicis? Las angustias de todos los días. Debe ser la experiencia, porque salió todo muy bien. Tuvimos buena temperatura, pero sin demasiado sol, vinieron casi todos los apuntados y pudimos empezar a la hora. En esta salida contábamos con el patrocinio especial del Colegio de Ingenieros de Caminos que difundió el mensaje entre su prole y claro la densidad de Ingenieros de Caminos por metro cuadrado se elevó por encima de la media. Muchas gracias de nuevo al Servicio de Deportes y al Vicerrectorado de Campus y Sostenibilidad que nos dan soporte y nos aguantan.

Nos acompañaban esta vez Jara Díez, Decana de la Demarcación del Colegio, nuestro Inge-experto en estructuras Javier Sánchez Haro, Alvaro Budiño, ingeniero ciclista de larga experiencia, y el Catedrático de Ingeniería Costera Cesar Vidal . Un auténtico lujazo, parece que al venir de paisano son menos expertos, pero os garantizo que de eso nada. Esto de Ingebike coge nivel, lo de sacar el conocimiento a la calle pita, ¡vaya que si pita!.


Aquí tenemos a los avezados Ingebikers en son de marcha a la puerta de la Escuela. En primer lugar, nos dirigimos por la Avenida de los Castros hacia el Sardinero, por un tramo de carril que aun no habíamos recorrido. La experiencia fue divertida, llegamos sin novedad y allí estuvimos hablando de la red de saneamiento de Santander y de las infraestructuras que con que cuenta, los bombeos, los emisarios, y en concreto, debajo del Casino, el tanque de tormentas. Contar con Álvaro fue un lujazo, no solo porque nos explico los retos de diseño del tanque, las dimensiones, los mecanismos previstos, los resultados…, sino por la pasión que transmiten los ingenieros cuando nos hablan de sus proyectos. Fue una gran oportunidad de lucir ingeniería al servicio de la sociedad, enterrada, invisible, pero imprescindible para nuestra sociedad. Fijaros que atención, los profes teníamos una envidia de ver tanta concentración.

A continuación arrancamos hacia la Magdalena y paramos sobre la playa de los peligros, donde Jorge Sepúlveda canta lo de mirando al Mar. Allí Cesar Vidal nos contó la historia de los espigones y nos explicó de paso todos los problemas que tiene vivir en una bahía como la nuestra. Los dragados, la circulación de arena, los medios para estabilizar la costa. Y a nosotros que nos parecía la playa un sitio tranquilo. La de cosas que pasan aquí. Tuvimos una sesión muy interesante, porque la verdad es todo parece tan sencillo cuando lo cuenta Cesar.


Después seguimos por el carril bici de Reina Victoria, bajamos a Puerto Chico , pasamos por el Centro Botín, y llegamos al Pesquero.

Allí Nuestro Javi Sanchez Haro nos estuvo contando de las aventuras de los ingenieros de puentes. ¿Os acordáis del viaje de las fuerzas,? pues ahí siguen: de los tableros a las pilas, en puentes metálicos, de hormigón, fijos o con apertura. Que si flector que si cortante, fijaros que atención. Una vez más acabamos sintiéndonos como ingenieros.


Desde allí continuamos saliendo de la ciudad por el camino de la Marga a Nueva Montaña. Es una salida complicada pero conseguimos pasar el cruce sin problemas y una vez en Nueva Montaña, cogimos dirección Peña Castillo hasta el IH. Uno de los objetivos de Ingebike es demostrar que se puede salir de Santander con la bici.
Subimos por la Avenida de Nueva Montaña, y llegamos por la calle Ortega y Gaset a la rotonda de Peña Castillo. Desde allí por Severo Ochoa llegamos al Parque Tecnológico.

Aquí la cosa se puso interesante, porque visitar el Laboratorio del CCOB de la mano de Cesar Vidal no pasa todos los días. En primer lugar visitamos el edificio y nos mostró las dimensiones, que nos dejaron con la boca abierta. Después, así, como quien no quiere la cosa nos puso en situación sobre lo que se ensaya en el tanque, explicando por qué es tan singular y para que sirve lo que aquí se hace. Fue increíble entender lo difícil que llega a ser concebir soluciones a nuestra relación con la costa y lo valiosa que es la ingeniería costera para la sociedad.

Después entramos en el tanque y pudimos ver el ensayo en curso y allí el asunto se disparó, que si las palas, que si la disipación, que si las escalas de trabajo, que si los diseños a ensayar como dice Mafalda, !La Pucha¡. Si esto sigue así vamos a tener que dar créditos por asistir.

Después paramos a la salida del Instituto y Javi Sanchez Haro, nuestro ingeniero estructural de guardia nos sumergió de nuevo en el mundo de las estructuras, en el puente atirantado, (que no colgante ojo) sobre la S20. Parece ser que las fuerzas siguen por ahí de viaje, porque nos las enseñó y las vimos viajar otra vez desde el tablero a la cimentación, por las vigas, por los cables, por los arcos. Hablamos de todo, de proyectos, de construcción, de mantenimiento, y nos sorprendió mucho saber que a una estructura hay que estar vigilándola continuamente para asegurarnos que la cuidamos como se merece.


Después de esta inmersión nos despedimos todos los asistentes con abrazos y sonrisas, (y con hambre, que ya era la hora) y seguimos por la avenida de los castros con los que habían sido agraciados con una bici universitaria camino del Pabellón de Deportes de la Universidad para devolverlas. Aquí ya nos despedimos definitivamente, bueno por este día.
Os dejamos aquí un enlace al recorrido por si queréis repetir y recordarlo.
