General Dávila, un paso adelante

Hemos visto publicado en el periódico que comienza un proceso de renovación de la Avenida de General Dávila en Santander. A partir de las infografías difundidas, comprobamos que incorporan un nuevo tramo de carril bici. Es evidente que se trata de una conexión de unos 700 m. que queda un poco aislada, que ha sido criticada por su escasa entidad, pero creemos que merece la pena hacer alguna reflexión al respecto.

Santander es una ciudad con cuestas, puntos elevados y puntos bajos. Las pendientes son una barrera física disuasoria para el ciclismo, aunque la llegada de la bici eléctrica haya supuesto una ayuda. General Dávila y sus laderas son zonas elevadas para las que las soluciones prácticas de acceso ciclista posibles son, o bien Camilo Alonso Vega, y Pedro San Martín, por el oeste o bien la Avenida de los Infantes desde el este, el resto de los accesos resulta poco practicable por sus pendientes. La situación en el tramo intermedio depende las rampas automáticas (ojo con las averías e interrupciones). Solemos oír que estas zonas son inaccesibles y hay que olvidarse de ellas para su uso ciclista, pero es importante llegar a una zona residencial elevada, porque en otro caso el resto de los carriles llanos y en puntos bajos estarían desconectados para estos residentes (a la vuelta, je je je), y por otro lado, hay puntos de atracción como el ICASS, el Conservatorio, y algunos colegios y centros de salud que merecen estar conectados.

Pero veámoslo con otra óptica, si, con un poco de suerte, se prolongara en breve el nuevo carril bici hasta la subida de Antonio Mendoza y hacia la Facultad de Medicina, tendríamos perfectamente comunicado el centro con la zona oeste de General Dávila, accediendo por las rampas de Antonio Mendoza, recorriendo General Dávila y entrando en Cazoña y el Alisal por la cumbrera (Avda. de Herrera Oria) minimizando las pendientes.

He aquí como una actuación limitada crea una nueva red. Pensemos en un futuro carril que recorra toda la Avenida, que conecte con las dos subidas citadas y con las rampas de Antonio Mendoza, Atalaya, Calleja de Arna y Universidad y veremos una nueva forma de recorrer la ciudad y conectar sus barrios aprovechando los elementos existentes. Eso es ingeniería para la bici.

Los ciclistas tendemos a ser positivos, optimistas y esperanzados. Bravo¡¡¡

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